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Del 14 de junio de 2024 - Nº 1.583 - Año 34 - INPI 1983083

15 de junio: “Día del libro en Argentina”

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En junio además se celebra el “Día de la Escritora y del Escritor”, en homenaje al primer presidente de la SAdE (Sociedad Argentina de Escritores), Leopoldo Lugones.

Por Alicia Pastor

El libro es quizás el objeto más importante que ha inventado la cultura humana. En Argentina desde 1941 se eligió esta fecha trascendente para celebrarlo. El 15 de junio de 1908 se entregaron los primeros premios de un concurso literario organizado por el Consejo Nacional de Mujeres. En 1924 el mismo Consejo logro que el Presidente de la Nación, Marcelo T. de Alvear declarara la fecha como “Fiesta del libro”.

En el año 1941 se cambió la denominación a “Día del libro”. El decreto presidencial alegaba: “Es el mayor valor educativo consagrar un día especial del año a la recordación del libro como registro imperecedero del pensamiento y de la vida de los individuos y las sociedades, y como vinculo indestructible de las generaciones humanas de todas las razas, lenguas, creencias, etc.”

En junio además se celebra el “Día de la Escritora y del Escritor”, en homenaje al primer presidente de la SAdE (Sociedad Argentina de Escritores), Leopoldo Lugones, nacido el 13 de junio de 1874. El libro es un objeto importante para la humanidad. Desde las primeras tablas, los papiros, los pergaminos, hasta la invención del papel y con la modernización las pantallas digitales, posibilitando todos ellos la producción y circulación de ideas, encontrando así el espacio para albergar el conocimiento y transmitirlo a través del tiempo.

Como escritora siento que el libro, es un elemento necesario para transmitir cultura, en un tiempo y espacio determinado, para enriquecer el acervo cultural de la provincia, de la región y del país. El objetivo del escritor es trasladar al lector a su mundo, al libro y a la historia que está narrando para producir en él sensaciones, nuevas experiencias y abrir un mundo diferente. 

En mi caso la escritura es terapéutica porque, es como la mayéutica, vas recordando y anotando todo lo que pasaste en todas las etapas que vas caminando, es sacar afuera, es hablar de lo que está escondido en el inconsciente. Porque escribir te lleva a recorrer caminos andados e imaginados.

Me gusta jugar con los silencios y ponerles palabras a esos silencios en primera persona, porque es mi vida y también en tercera porque es ahí cuando el lector hace una simbiosis conmigo, ahí se produce el encuentro y la transposición porque aparece la voz del que no puede decir, porque está obturado por las emociones o porque no sabe cómo expresar esa emoción que lo embarga.

Para culminar les dejo un texto hasta hoy inédito que escribí hace unos días producto de un Taller Literario (microrrelato, que formará parte del libro: Carpe Diem y otros relatos)

Final: Camina por las callejuelas. Nadie lo distrae en su transitar. Los árboles se acunan con los cantos de los pájaros. El césped verde es una alfombra que se extiende a su paso. A lo lejos se ve una pintura en la extensa pared de los doce apóstoles. Una escalera de piedra hace el camino serpenteante.  Hay varios panteones que denotan el paso de los años y la abundancia de otras épocas.   Ángeles de tamaños variados hacen la diferencia, entre los que más y los que menos pueden a la hora de la muerte.

     El sol tira rayos como flechas intimidando a los transeúntes que tratan de evadir el calvario. Los sepultureros hacen el trabajo sucio. Después que se van los dolientes, agarran las palas y a un ritmo compasado, tratan de tapar rápido el ataúd. No vaya a ser que se levante el finado y les dé un susto.

     La tierra removida anuncia que recién ha terminado el entierro. Una piedra pulida marca el lugar exacto donde yace el muerto. El amigo incondicional, se acerca. Nunca le pidió nada a cambio, solo un poco de amor, comida, entendimiento. Lo acompañó muchos años de esa vida de mierda y lo vio deteriorarse como una pasa de uva en medio de un desierto. Luego de cavilar sobre la lápida, miró para todos lados y levantando la pata, vació la vejiga hasta la última gota.

Colaboración: Alicia Pastor. Escritora pampeana.