Vivimos en una sociedad en la que los jóvenes parecen ajenos al mundo que los rodea, en la que lograr interesarlos por conocer sobre realidades distantes a las de ellos es una tarea ardua que día a día emprenden nuestros educadores.
Es por esto y por la convicción de que nuestros jóvenes merecen oportunidades para aprender, superarse y creer en ellos mismos, que existen programas educativos que buscan brindar estas posibilidades. Programas como el Modelo de Naciones Unidas que año a año demuestra que jóvenes entre 15 y 18 años están comprometidos con “su” futuro, con el futuro de todos.
El Modelo de Naciones Unidas es una simulación del funcionamiento en la realidad de la Organización de las Naciones Unidas, conocida comúnmente como ONU, pero realizada por alumnos de nivel Polimodal y 9º año de EGB 3. Se trata de incentivar a los alumnos a investigar, interesarse por la realidad que los rodea, conocer las problemáticas que afectan a los diferentes países del mundo y a encontrar soluciones pacíficas, basadas en el consenso, entendimiento y comprensión de las distintas culturas y sociedades. Mediante la representación de los Estados Miembros de esta organización, posiciona a los alumnos en el lugar de los habitantes de otra cultura, fomentando la tolerancia, respeto y comprensión del que es diferente. Fortalece el compromiso de los jóvenes hacia la comunidad que viven, la vida en democracia y participación ciudadana. Dota de aptitudes y promueve capacidades de los alumnos como la oratoria, la capacidad de argumentación, el espíritu crítico y al ansia del saber.
Por esta razón me cuesta entender y aceptar que este tipo de programa, que lleva tantos años en nuestra provincia y nuestro país, tenga hoy una respuesta negativa por parte de las personas que velan por el aprendizaje y desarrollo de nuestros jóvenes. Un programa que desde el año 1994 se realiza en Argentina y que actualmente tiene 36 encuentros en toda su extensión; que desde 2002 tiene su lugar en La Pampa como el proyecto más transversal o multidisciplinario, involucrando a las distintas materias que cursan los alumnos en todos los años, permitiéndoles relacionar las mismas.
La decisión tomada por la Subsecretaría de Coordinación, sin refutación por parte del Ministerio de Cultura y Educación y el Gobierno de nuestra provincia, nos deja con un sabor amargo. Ese mismo ámbito que todos estos años nos abrió sus puertas y brindó apoyo con tanto entusiasmo para que el Modelo pudiera realizarse y beneficiar a cientos de chicos de toda la provincia, hoy nos hace a un lado y niega la oportunidad a nuevos y viejos participantes de vivenciar esta experiencia.
Que no hay recursos monetarios y humanos, hay nuevos proyectos, nueva Ley de educación son algunos de los atenuantes que imposibilitan la realización del Modelo de Naciones Unidas. Sin embrago, estas explicaciones no satisfacen el compromiso y expectativas de los 2.500 alumnos de todas las edades y puntos de La Pampa que firmaron un petitorio, entregado a las autoridades correspondientes hace pocos días, que esperan con ansia se los tenga en consideración y escuchen su forma de expresar que el Modelo es un ámbito importante en sus vidas y quieren se realice.
Recursos monetarios existen dentro de un presupuesto provincial de más de 720 millones de pesos para gastos del presupuesto nacional. La carencia de recurso humano no es verídica ya que existe un grupo de más de 20 estudiantes universitarios pampeanos que año tras año contribuyen con la organización del programa. Los mismos que vienen trabajando a todo pulmón desde los comienzos del Modelo con la ilusión de que otros chicos tengan la posibilidad de experimentar y aprender todo lo que el Modelo les ha dado; que cuentan con la experiencia necesaria para organizar el Modelo para La Pampa ya que contribuyen en la organización de otros modelos en la Argentina y están a cargo de la coordinación del Modelo Nacional, que nuclea a todos los alumnos y universitarios del país. Por último, la nueva ley y nuevos proyectos son todos beneficiosos y enriquecedores pero no atenuantes o imposibilitantes para la realización del Modelo. Un proyecto no quita a otro, sino que se complementan y todos juntos incentivan e instruyen a los alumnos.
Decisiones como éstas sólo perjudican a los más interesados y desamparados: los alumnos. Violan sus expectativas, defraudan a los profesores que confiaron en este programa, conocieron sus bondades pedagógicas y acompañaron a sus estudiantes con tiempo y dedicación. Se deja de lado la experiencia adquirida por el grupo de alumnos participantes, tanto delegados como autoridades y capacitadores universitarios, a través de los años. No se considera el esfuerzo y empeño por parte de las instituciones del interior de nuestra provincia para poder enviar a sus alumnos a cada uno de los encuentros. Desaparece el compromiso y responsabilidad por la educación de los jóvenes que constituirán el futuro de nuestra sociedad.
Qué pasa por la mente de estas personas cuando deciden decir que no a tal proyecto, es algo que sólo ellos sabrán responder. Qué decir ante el interrogante de cientos y cientos de chicos que buscan una respuesta favorable, que quieren convencer a nuestras autoridades que están apostando a un futuro mejor cada vez que se invierte en educación, que representan el 40% de la población de nuestra provincia y sin embrago no son escuchados. ¿Qué tan alto hay que gritar para que sepan que están acá, que tienen una opinión, que quieren decidir sobre su futuro y que el Modelo de Naciones Unidas es el espacio que ellos eligen para formarse?
No se trata de desmerecer razones, programas o personas; no se trata de unas elecciones o de caprichos; se trata de las ganas de participar, de estar activos, de comprometerse con un programa y defenderlo con todas las fuerzas. Por mi parte, integro el grupo de universitarios que luchamos porque nuestros chicos puedan vivir lo que nosotros: aprendan, abran sus mentes, formen sus opiniones, se constituyan como personas ciudadanas parte de nuestra sociedad, con los mismos derechos y obligaciones que los demás. Sólo pedimos se considere nuestra opinión, se escuche nuestra voz y nos dejen seguir aprendiendo. Queremos el Modelo, por nosotros y por nuestro futuro.
Camila Bustamante Yánes
Capacitadora Nacional |